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  Jugamos a querenos en silencio, a ocultar nuestros sentimientos, a mirarnos furtivamente, a rozar nuestras manos. Jugamos a sonreírnos fugazmente, a cruzar nuestras miradas. Jugamos a sentir mariposas en el estómago, a que la electricidad recorra nuestras venas, a que nos tiemblen las rodillas. Jugamos a llorar en la almohada, a imaginar momentos. Jugamos a soñar despiertos, a crear realidades. Jugamos a enamorarnos.Jugamos a un juego en el que no se puede ganar, un juego que hiere con cuchillas afiladas.