sábado, 28 de septiembre de 2013

Gameover.

Te acabas de enterar de la noticia.
 Tienes dos opciones, o derrumbarte delante de todo el mundo o exprimir esa pequeña parte feliz que te queda y derrumbarte luego a solas cuando llegues a casa. Eliges la segunda, no quieres que nadie te vea así, ni tener que dar explicaciones luego. Claro que en ese ''nadie'' destaca él. No tienes derecho a enfadarte, a derrumbarte, porque él no te debe absolutamente nada. Pero te jode que juegue contigo mientras que es ella la que le importa. Vale, él no es el único culpable de esto. Si tú no hubieras participado esto no estaría sucediendo, pero entraste en el juego, y lo peor de todo es que empezaste a jugar estando enamorada. No se como acabaste enamorándote, no sabes por que entraste en el juego y tampoco sabes como abandonar la partida, lo único que puedes hacer es caer, caer poco a poco, dolorosamente, pero sin llegar a tocar fondo nunca. Esta debería ser la derrota final, esta noticia debería ser el gameover, pero en vez de eso, en vez de ir, lo único que haces es tropezar de nuevo de una forma dolorosa e inesperada. Te preguntas por qué eres tú la única que pierde siempre, y llegas a la conclusión de que quizá esto no sea un juego, que no sea más que una partida en la que tú eres la única jugadora.

martes, 10 de septiembre de 2013

Cruce de almas.

 Voy andando por la calle con os cascos puestos. Me voy fijando en los escaparates que ya se han preparado para las rebajas que van a llegar. Oigo la señal que indica que me ha llegado un nuevo mensaje así que saco el móvil del bolsillo trasero del vaquero y lo abro, es de él.  Dice que se retrasará un poco pero que seguís quedando en el mismo lugar. Suspiro, casi siempre llega tarde. Me siento en el banco frente del parque en el que hemos quedado. Veo pasar a las parejas de la mano. Vuelvo a mirar el móvil. Cinco minutos tarde. Te frotas la manos, hoy es 22 de Noviembre y hace un frío que te mueres. Hoy es nuestro aniversario. Suspiras de nuevo, conociéndole seguro que ni se acuerda.. Dios, como no aparezca en cinco minutos empezarás a planear una forma de torturarle y de matarle, bueno, después de descongelarte la manos. el móvil empieza a sonar y pulsas el verde con los dedos entumecidos. Lo coge al momento.
 -Mira arriba-dice nada más contestar. Cuelga.
 Hago lo que me dice y veo hay un papel sujeto con una cuerda en la farola. Me subo al banco para cogerlo. cuando me bajo veo que algunas personas me miran mientras pasean, le voy matar por esto. Abro el papel y veo que son dos folios grapados:

 Te quiero.
 Llevo horas pensando como empezar esta carta, así que me parece que lo más indicado sería empezar con la pura verdad. Te quiero, desde el primer día que te vi. Es fue el principio. Me cuerdo que cuando te vi me quedé pasmado, fue como si algo me hubiera golpeado directamente en el corazón. Me senté a tu lado y comencé ha hablarte, no te conocía de nada pero me parecía tan fácil y cómodo hablar contigo queme quedé pasmado de nuevo. Solo necesitaste cinco minutos para robar cada centímetro de mí, me habías vuelto loco. Y desde entonces todo ha sido maravilloso, demasiado maravilloso. La verdad es que sigo pensando que todo esto es un sueño, que es imposible que tú estés conmigo. Es que... dios, los sentimientos se pelean por salir de mi mente pero no encuentro las palabras para hacerlo. Simplemente es que te quiero. que eres preciosa, lo más precioso que he visto en mi vida. Que me haces tan feliz con solo rozarme, con solo mirarme, cuando te ríes, con una sola sonrisa. Tu sonrisa. Podría escribir libros enteros sobre tu sonrisa, sobre como se te cierran los ojos, sobre los hoyuelos que se te forman, sobre tus suaves labios...podría seguir así eternamente pero llegaría a la conclusión de que es perfecta, preciosa. Me encantaría poder decirte esto y mil cosas mas en persona así que..

La carta se acababa ahí, dejándome desconcertada. Miro al frente y no veo nada. De repente siento unas manos que me abrazan la cintura desde atrás.
 -...así que aquí estoy-me susurra al oído.- Me giro y me encuentro con sus ojos negros y su sonrisa. Me acaricia la mejilla y se acerca lentamente hasta posar sus labios sobre los míos-. Te quiero-me dice cuando se separa. Se saca una mano de la espalda y me ofrece una rosa roja de tallo largo.
 -Es preciosa-susurro. Miro la hoja que tengo en la otra mano-. ¿Y el otro folio en blanco?
 -Es todos los sentimientos que no sabia expresar, un largo beso, una caricia, una sonrisa, una historia sin fin.

lunes, 2 de septiembre de 2013

Silencio.

 Caí de rodillas sobre el frío asfalto. Su cuerpo yacía a mi lado.
 -No, no, no-dije mientras le ponía las manos en el pecho.
 -Ey-dijo él mientras intentaba componer una pequeña sonrisa que se rompió por el dolor-
 -Te pondrás bien-le dije mientras me quitaba la sudadera y se la ponía  en el estómago-. ¡Ayuda!-grité, pero la calle estaba totalmente vacía y nadie podía oírme. Ví como la tela se iba empapando de la sangre que emanaba de la herida le habían abierto en el estómago. Apreté con más fuerza intentando parar la hemorragia, pero todo lo que hacia parecía totalmente inservible. El ladrón había llegado sin previo aviso. Él se había interpuesto entre nosotros y por eso, cuando el ladrón sacó la navaja él se llevó el navajazo. Estoy segura de que hombre solo trataba de asustarnos con la navaja, por eso huyó soltandola cuando se dio cuenta de lo que había hecho. Pedí una ambulancia mientras seguía apretándole la herida del abdomen conla sudadera-. Ya viene. Por favor aguanta-le supliqué. 
 -No llores pequeña-me dijo alzando la mano hasta mi rostro. Atrapó unas cuantas lágrimas con el pulgar y sonrío-. No llores, estoy bien, no pasa nada-aunque vi en sus ojos que estaba mintiendo. 
 -Te pondrás bien-le dije mientras sollozaba.
 -No pasa nada cielo, ya es demasiado tarde, y tú lo sabes, por eso has dejado de hacer presión-era verdad. Había perdido demasiada sangre y ya no servía de nada lo que yo hiciera-. Por favor no llores. Quiero que lo último que vea antes de cerrar los ojos sea tu sonrisa-me dijo mientras me acariciaba la mejilla. Me enjuagué las lágrimas e intenté sonreír-. Lo ves, así mucho mejor-me dijo con una amplia sonrisa-. ¿Sería demasiado pedir un beso?
-No, por supuesto que no-le dije mientras me agachaba para besarle los labios con suavidad. Vi que una sonrisa se extendía bajo mis labios cuando me separé un poco. Reí entre lágrimas.
 -Delicioso-dijo. Sus oscuros ojos me miraban con ternura-. Hoy hace una bonita noche, aunque es difícil fijarse en la luna o a las estrellas cuando tú estas cerca. Eres tan bella-cerré los ojos disfrutando de su caricia mientras las lágrimas seguían corriendo por mi rostro-No te puedes imaginar lo mucho que te quiero, lo mucho que siempre te querré-dijo con voz ronca. Abrí los ojos y me incliné para besarle de nuevo pero antes de llegar a sus labios le susurre:
 -Te quiero, para siempre, pase lo que pase-y posé mis labios sobre los suyos compartiendo su último suspiro.Cuando me aparté vi que sus labios esbozaban una pequeña sonrisa.
 Me llevé su mano a la caray lloré sobre su pecho, sollozando ruidosamente mientras mi mundo empezaba a arder.