lunes, 23 de abril de 2012

Un vínculo intenso.

Estás en medio de tanta gente y a la vez tan sola. Te sientas en la silla más cercana ajena de todo lo que está pasando. Te sumerges en tu mundo. El ruido del exterior cesa, tu mundo es silencioso, en el se puede pensar. Piensas. Es doloroso pero debes hacerlo. Repasas cada uno de los momentos. Recuerdas todo lo que la has confiado y te sientes como una tonta. Eras tan feliz. Cerca suya todos tus problemas se esfumaban y tu mundo, en el que ahora estabas encerrada, ya casi había desaparecida pues no necesitas encerrarte en ti misma, la tenías a ella. Recuerdas cuando estas sentada en la misma silla que ahora y ella se acercó. No era más que una desconocida pero se había dado cuenta de algo a lo que nadie más había prestado atención, que estabas destrozada. Se acerca a ti sentándose en la silla más cercana. Te desahogas con ella y lo más extraño es que no la conoces de nada aparte de haberla visto sentada en la tercera fila de clase. Y es en ese momento, en el momento, en el que se te acerca dando se cuenta de lo mal que estas, cuando se habré el vínculo, a partir de ese momento sois inseparables. Y ahora vuelves a estar sentada en la misma silla. Miras a tu alrededor y ves a gente jugando, chillando, corriendo y luego la ves a ella sentada en la quinta fila. Recuerdas porque está ahí. Un día en clase, mientras estabais hablando de esas cosa que solo os confiarías la una a la otra el profesor salto diciendo que estaba harto de nosotras, nosotras reímos por lo que acabamos sentadas en las sillas del despachó del jefe de estudios, cuando salimos de ahí nos reímos tanto que te caíste por la escalera. Sonríes y te llevas la mano hacia la cicatriz que se te quedó en el hombro. Levantas la mirada y ves sus ojos azules clavado en ti. También sonríe. Posiblemente este pensando en lo mismo. Nos reímos. Se acerca a ti como la primera vez. Os quedáis en silencio rememorando todos esos momentos que habéis pasado juntas y riendo sin intercambiar palabra. Recordáis cuando en el comedor te enfadaste y le tiraste un vaso de agua, ese día acabasteis las dos empapadas pero sonrientes como siempre. Cuando hablabais por teléfono y oías a su hermano gritar. Por vuestras conversaciones en las sillas en las que ahora estabais sentadas. Por esos dos chicos que sin ellos nunca habrías llegado a ser tan amigas como sois ahora. Recordáis tantas cosas...ninguna se olvida, de lo único que no recuerdas es el  porque de vuestro enfado. Piensas en a suerte que tienes por haberla encontrado, y es que ese vinculo que te une a tu mejor amiga no se rompe fácilmente.

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